Pese a las enormes ventajas y posibilidades que crean las redes sociales, padres y educadores debemos tener muy presentes los serios riesgos que representan para los jóvenes en términos socioemocionales.
La semana pasada, la revista Nature publicó un estudio que revela una posible y estrecha relación entre el tiempo que permanece un joven frente a las pantallas y la depresión severa que incluye hospitalización. La investigación concluye que la correlación es positiva para los preadolescentes, siendo más alta en las mujeres de 11 a 13 años y en los hombres entre 14 y 15 años. El resultado proviene del análisis de datos longitudinales del Reino Unido recopilados entre 2010 y 2018.
Su conclusión está en la misma ruta de la demanda instaurada por los colegios de Seattle, en Estados Unidos, contra TikTok y Facebook, a quienes acusan de causar adicciones y afectar la salud mental de los más jóvenes. En el documental “El dilema de las redes sociales” (Orlowski, 2015), exfuncionarios de diversas plataformas explican la multiplicidad de trampas y triquiñuelas a las que recurrieron para volver a las personas adictas a las redes. La psiquiatra española Marian Rojas Estapé se ha referido a este tema y ha explicado que quienes diseñaron las pantallas estudiaron los efectos del cortisol y de la dopamina para promover la adicción de los usuarios.
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